EL NOMBRE O EL CUERPO
TRAER COLACION
(traducción de Martha L. Canfield, Norte y Sur 2006)

ISBN 84-934184-7-1
www.edalibros.com




El vacío es una tela pintada de palabras. Las palabras tiñen el vacío y, como en una seda imprimen colores y figuras elegantes y así cubriéndolo, se van fijando poco a poco, hasta quedar ellas solas indelebles.
Yukio Mishima

Por el hecho mismo de que se habla, cada cosa no es lo que es. El símbolo es el asesino de la cosa.
Jacques Lacan

 

 


La palabra para mí

venía desde lejos.

Casi una prioridad

la sentía yo. Un excitante.

En un proceso de

algún modo inverso.

Al traerle a colación

una realidad en cambio

que más la tocas o la aferras

y más rehuye inconsistente

a los cinco sentidos.

Con el resultado de ser

lanzada contra un cuerpo

pronunciado y, al

decirlo, de golpe

retomado.

 

 

Malaria

Qué es más apreciable, ¿el nombre o el cuerpo?
Lao-tzû

El grado más alto de la presencia es la ausencia.
Walter Benjamin

 

 

"Demasiado cómodo

hacer lo que a uno le gusta

o lo que quiere".

 

 

El envase de lata

es redondo y rueda,

una parte sobre la otra.

Se puede oler, vacío,

y lamerlo, quando

el regaliz se ha terminado.

 

 

manzana naranja ciruela
manzana naranja ciruela

 

 

... de dónde surgen

los sueños,

ropaje y adornos

para el monstruo, o la locura:

mezclados, rompecabezas

con las piezas fuera de lugar,

como pájaros de colores

o murciélagos

de pronto despegados

del árbol de tinta azul.

 

 

"Debe ser un acuerdo

entre mayores,

por despecho o por celos".

 

 

En la torre del castillo

inexpugnable, segura

desde donde todo lo demás

se controla. Un reino

pequeño pero seguro, al menos

durante el tiempo en que

la puerta está cerrada con llave.

 

 

(Escruta, subido

al borde de la bañera

en equilibrio, desnudo,

indaga en el espejo

la forma o bien una razón

de todo ese deseo.)

 

 

pesa el paso y apoya despacio
lanza la piedra con la mano
quieta ahora y vete lejos

 

 

"Mi madre dice que

me puedo quitar todo".

"La mía, apenas los

pantalones y la camisa".

 

 

(Verse, ser

visto. Ponerlo al desnudo.

Sostenerlo, si fuera

necesario. Pero le parece

que pudiera haber

alguna cosa más...)

 

 

Rojo. De fiebre, de

sangre. Dentro del fuego.

De uñas y de labios.

De gente sin religión.

De capas, de banderas.

 

 

En el sumergible, "YO",

en ruta por los mares.

"Todos bajo cubierta,

cerrar las escotillas.

Inmersión rápida".

El espacio circunscripto

la bolsa de los olores

la sombra de la cama.

 

 

"... corazón, comedor, nido

gnomo, carga, techo".

 

 

Todavía. Exacta

y seca la perorata

palabra por palabra.

Espejo, retrato

analogía, prueba

que abajo está, la cosa:

lo que siempre será

y ha sido siempre,

no en todas partes

o como sea. Dictado.

 

 

... en el Libro de los

Libros Famosos,

en la enciclopedia.

 

 

"... tiene los colores

del fuego, de la nieve

y del césped".

 

 

"Vamos, paga el precio.

Decir, hacer, besar,

carta o testamento?".

 

 

(No es que renuncie

antes, reincidiendo lo

encuentra más hermoso.

Pero le cabe la duda

que si resulta magro

será por eso mismo.)

 

 

"Cuanto más rápido vayas,

verás que más te gusta".

 

 

... que una palabra

tenga un sexo y una

persona (masculina si

termina en a!). Pero

incomprensible aun más

el estado de falta

de ausencia, en fin

el aspecto negado

en un concepto ni siquiera

rechazado, inconcebible,

de la nada y el estupor

al pronunciarlo.

 

 

"La suya, ¿dónde está?

¿De qué está hecha?".

 

 

(A él el gusto, únicamente,

de ser detenido. Y

la idea de que es

injusto e inconveniente

y no tanto por ella

en el fondo, si no lo tiene.)

 

 

"Ya aprenderás, cuando

seas más grande".

 

 

En secreto visto y dicho

a puertas cerradas, en sombras

los susurros, inciertos

los márgenes, pero exactos

los indicios de señales

recogidos, arrancados

con gran prisa

a sílabas, por miedo

de ser descubiertos

antes de descubrir

centímetros cuadrados

de anfractuosidades, de pelusa.

 

una rana negra y rara
en la arena rodó tarde

 

Miedo de que se rompa un vidrio

de que la sal se derrame

de que el agua hirviendo se desborde

de que una gitana entre en la casa

de que se caiga el frasco del aceite

de que se arruine la salud.

Miedo de quedarse a oscuras

de encontrar en casa a un asesino

de sacarse un ojo en una punta

de no ser promovido

de caer en un barranco

de terminar dentro de un lago

de ahogarse, de ser aplastado.

 

 

"... lo has dicho.

Sí, que lo has pensado.

Que no se haya dado

no importa ya".

 

 

"¿De acuerdo, entonces?

Vamos, hablemos mal".

"Tenemos que decir

solo palabrotas".

 

 

Dichos y mirados

en el diccionario.

Admitidos, por tanto, o

no completamente ignorados.

Y los demás, sinónimos

más amorfos y grises,

al menos registrados.

 

 

"Se ponen así,

uno encima de otro".

 

 

(Acostado, en la cama,

para el enésimo ensayo

general con la almohada.

Afiebrado y jadeante

besándola, abrazado.)

 

 

Contra el espejo

respecto de otro,

pequeño, bajando y

subiendo, para controlar

cuál es el efecto

de una visual distinta.

 

 

"No debes andar

con ciertos bandidos".

 

 

Que sea justo

ésa la trampa,

para tentarte

y hacerte caer en ella

y, preso en la red,

condenado eternamente

entre gritos y gemidos

en el lago, en el pozo

en medio del fuego.

 

 

"Lo que se ha confesado

es perdonado. Y que quede

libre si es absuelto".

 

 

(Lo atormenta, de

pronto, la incómoda idea

de no corresponder en nada

al modelo de pureza

al que lo han acostumbrado.)

 

 

... que se le escape

una maldición

sin querer, que

se le forme en la cabeza

como un disparo

no controlado.

 

 

Pero, sí, quien estuvo

los siete primeros viernes

de cada mes, con letanías

y rezos cada noche,

sea lo que sea lo que ha hecho

y lo que sigue haciendo

seguramente se ha salvado.

 

 

"Mientras tanto, en todo sitio

Dios te ve".

 

 

(Apunta hacia allá, sin

saberlo. Lo atrae

instintivamente, mientras

su mano es absorbida

en esa convexidad

sin apoyadero.)

 

 

"Se lo digo a tu madre

que me tocas".

 

 

... que ocurra y

no importa cómo,

que finalmente

se anule toda reserva

y, cueste lo que cueste,

que venga lo que sigue.

A pesar de la impresión

acaso de disgusto,

incluso en la sangre

el hedor y el sudor.

 

 

"A ella también le gusta,

no te creas".

 

 

Para consumir de prisa

en lo oscuro, en el encierro

del cuarto,

sin que se vea o

que se oiga, escondido

solapado, en perjuicio

de alguien, como ofensa

riesgo y, es más, vergüenza

violando, lo mejor

que se pueda, la entrega.

 

 

... y es, resulta

inconsistente,

por más que se diga

se ordene y se pida,

contra ese modo de estar

quieto y sordo, eso

sí imperativo y urgente,

de su nombre.

 

 

De nuevo repetido

para sí o en alta voz

vuelto a escribir en largas

filas en los cuadernos,

en grande o en pequeño

manuscrito o letra de imprenta

en alfabeto griego

con la grafía más antigua

dibujado, incluso

cincelado. Siempre el mismo.

 

 

"A la que tú realmente quieres

no se lo haces".

 

 

Que sea maldita, sí,

e impura y asquerosa

perdida... mas destinada

a apagar una sed

apetitosa, justamente

por esta cosa,

dolorosamente deseada.

 

 

(El sueño suyo es de

perderse, de caer entre

las manos de una mujer

sin escrúpulos.)

 

 

"Se dejan hacer

todo lo que quieras".

 

 

Para deletrear, unido

a otro, empujando

sus bordes, con la voz

casi apagada, entrecortada

debajo de los dientes como

debajo de la falda,

el bufido desesperado

de... ramera.

 

 

 

Fue gloria de veras?

 

La forma de la casa es el itinerario de un destino. Bunker, fortaleza, laberinto decoroso: las tipologías, juntas, de la guerra y de la corte. Carceleros y encarcelados espían el mundo, a través de las troneras, y se lo representan en el sueño.
Anónimo

La única verdad que la gente acepta es la que se presenta ya digerida y manipulada, reducida y decorada.
Hermann Hesse

 

 

"Pero cómo, vamos... No

dan nada de nada".

 

 

"... por hoy también

hemos terminado.

Buenas noches".

 

 

Sí, el esplendor cromático

del video,

el dulce estar a la ventura

tomando, sorbiendo, degustando

los tiernos postres.

Apropiándose de la vida

ya aderezada,

así, premasticada y digerida.

Para entregarse al juego

de las poses, al neutro movimiento

patinado

en donde

nada más existe realmente,

en una lejanía

que entretiene

sino solo por ese poco

que uno pudiera ser rozado.

La misma fantasía predispuesta,

fuera de sí, incubada

se hipnotiza, se disuelve.

Más no detiene

el agua

es un chorro que se expande

que ahoga, que se traga.

 

 

"A tu edad, yo no

tenía tiempo

de aburrirme".

 

 

La sala es

en estilo inglés.

Flecos y moños

por todos lados. Tiestos

en los estantes, grabados

de flores y castillos.

 

(De sí mismo prefiere

las manos.

Le gusta mirarlas,

fingiendo estar de frente.

Gráciles y lánguidas

casi femeninas.)

 

 

"Con todos tus

proyectos raros...

Anuda esos hilos sueltos

de lo que tú quisieras hacer".

 

 

Justo en la otra orilla

a nivel del agua

surge y no surge

parece y no parece.

Dejándonos la duda

que exista de verdad

o que sea un engaño

un pretexto, una coartada

el resto de una

historia no empezada

el centro putrefacto

de un aborto.

 

 

"Que diga lo que diga,

nunca tengo razón...".

 

 

(Será por su carácter

escéptico impaciente,

por la pereza o por la ligereza

por una astucia reductiva

acaso por capricho,

sin duda aspectos nobles, signos

de apertura contemplativa,

pero pudiendo se substrae

al uso de palabras,

al borde de los pensamientos

tras el halo y el humo

que ellas dejan.)

 

 

"... lo mataron en

la calle, delante de su casa,

dos jóvenes que huyeron

arriba de un vehículo".

 

 

"Pero mira tú, qué

cosa. Qué cobardes".

"Todos los días hay algo.

Pásame los platos".

 

 

"A ver. ¿Quién es?

No está. No ha regresado".

 

 

(Es cierto que impresiona...

pero mientras almuerza,

si no hay muertos

catástrofes, desastres,

y bueno, sí, lo admite,

a él no le disgusta.)

 

 

"Ese dinero, entonces.

¿Pediste? ¿Te lo dan?".

 

 

La mesa ocupa

todo el comedor:

apenas queda sitio

para las sillas.

Y hay también un carrito

con el televisor.

 

 

"Si te enojas, ves,

es sólo culpa tuya".

 

 

(Se da cuenta contento

que es aún y que será

lo mismo que era,

siempre igual: un niño

que patalea

y grita: "Así no vale!".)

 

 

"A lo mejor, tú crees.

Pero luego... uno se arrepiente".

 

 

Los golpes secos,

el sonido que llega

del despertador

a regular el rito

de la limpieza, en el encierro

ordenado con las puertas

en lo oscuro, en lo privado.

 

 

Figúrese. A ver.

Al contrario... No, me lo dieron.

No me molesta para nada".

 

 

El gusto del estallido,

ceder o abandonarse

luego de soportar,

la fuga de sí mismo casi.

La técnica sutil

el arte, inclusive,

del estornudo...

 

 

(A él, los niños

un poco lo disgustan.

Los piensa siempre

sucios y malolientes,

pequeños monstruos

que tocan y que arruinan.)

 

 

"Es difícil, oye. Pero

¿lo quieres entender?".

 

 

... con el eco que,

reuniéndolos, los llama

al escenario.

Figuras en lo opaco,

fantasmas desinflados

con mantas y pantuflas

y bolsas de agua tibia.

 

"Delincuentes. Como para

encerrarlos para siempre

o matarlos".

 

 

(Ya mató a tantos

en su mente.

Gritó: "Cerdo,

te lo mereces".

Es el asesino, se

vanagloria, verdugo

de sus enemigos.

Sin que se pierda

nada de la estima

que reserva

para su propia vida.)

 

 

"... mas sin exagerar.

Para no quedar quemado".

 

 

El dormitorio es

en estilo chippendale,

con su cómoda

y sus butacones.

Tiene un tocador

y un gran armario.

 

 

"¿Qué se te ocurre?

Dilo, por favor".

 

 

De alegres bosques, aquí

sólo la sombra, de setos vivos

el signo, en las paredes.

En el espacio circunscrito

presos

adentro, en la negra quebrada.

Rendida

henchida enormidad

que envuelve y amasa

túrgida pulpa,

crema

pastaflora que emite cálida acritud,

humores debajo del nudo en la garganta

gorgoteando. Lo lleno

que se vacía. Angarilla

lámpara

que cuelga y que consiste

que cede y en sí retira.

Cubo de crema esponjosa

blando pulpo

catarata.

 

 

(Será que de pequeño

soñaba culos, vientres

y senos dilatados,

y era muy hábil dibujándolos

y lo buscaban por esto.

Para él valían solos,

sin el resto del cuerpo

o la cabeza.)

 

 

... los lados, las casillas,

en el reino, en el plan

de la jaula, del juego de ajedrez.

Hierve el encanto

de un hilo suspendido,

en la cima del nido

de la corte. Para la cura

de siervas y de putas.

 

 

"Así, quédate quieta.

Es un instante solo".

"Déjeme ya. ¿Qué hace?

Mire que grito".

"Debieras de agradecerme

todo lo que te enseño".

"Dios mío. Pero qué pasa,

se oye a la señora...".

 

 

El baño es angosto,

con un espejo

y un armarito

y el lavamanos encima del bidet.

Y entre la bañera y

la ventana, la lavadora

y un mueble de zapatos.

 

 

"No pienses más. Trata

de hacer más bien. Así te queda

siempre algo a lo cual

te puedas aferrar".

 

 

(Pero le parece que

las mujeres gustan de ellos

si son bellacos,

y sólo por ellos

pierden la cabeza.

Que los demás, listos,

ni aun a la señal,

para las intenciones

cuentan no más

como soluciones.)

 

 

"Ábrete con nosotros.

¿Qué te falta? Deja

que te aconsejen

tus allegados".

 

 

... sí, de esos relámpagos

lívidos, que se propagan

como capilares

en la blanca piel.

 

 

La cristalera

y la estantería de madera

falsa, en la angosta

cocina. El fregadero

debajo de la ventana

y el frigidaire que ocupa

un tercio de la puerta.

 

 

"El tiempo pasa de prisa.

Y todo... Pronto. Envejece...".

 

 

La tajada de melón

casi se deshace:

es densa, madura

en su punto justo.

Deja que resbale

por la lengua,

pensándote entre tanto

con toda crueldad

en el lugar de mando.

 

 

(Aprecia una idea de sí,

vive de ella

y de sus invenciones.

De sus fantasmas,

de su gloria.)

 

 

"Para ti, lo sé,

no cuenta, no ha sido.

Con todo lo que trabajamos,

tu padre y yo".

 

 

(Reservado y algo introvertido

irreprochable, al verlo,

obediente a toda autoridad.

Él que responde serio:

"Figúrese, por favor".

Elegante, sí, y amable

muy discreto siempre

acogido en todas partes con favor.

Será así, pero... lejos

fuera de la escena, se siente él,

ni siquiera en acecho,

y más a la defensiva, casi

completamente ausente.)

 

 

Por amor o por fuerza

 

"El primer amor, sí, puede ser el último, señora Napier.
"Te equivocas. No, querida, no es así".

Ivy Compton Burnett

Sólo el tirano habla de amor.
Norman O Brown

 

 

"Llegaste por fin.

¿Qué pasó? ¿Dónde estuviste?"

 

 

(Y de nada sirve

estar en tanto oficio.

No se llena el vacío

con un gesto, y apenas

puede hacerlo o solo

fruncir de sombras

el proscenio, el nombre

de la ausencia: el objeto,

entre tanto, fue delirio.)

 

 

"Es inútil, por qué

no quieres entender.

"Sólo el de una madre

no puede tener fin".

 

 

Uno se siente, de pronto,

así, fuera de sí".

 

 

Quieto, bajo cristal, desnudo

incuba la espera,

seco

hielo cruel del desapego

corteza que guarda tierno

bloque laja que,

mientras,

se raja. Eso

que ya no paraliza.

Gota a gota, pierde

se vuelve reguero

torrente.

Y alrededor, en la extensión

henchida, estalla, se confunde

y de los tajos

de la herida sangrante

se derrama.

En movimiento, de carrera

hasta los bordes lleno

se desborda, incontenible,

vierte.

"Dirá que no es verdad,

que le habrá parecido.

Que estaba equivocado".

 

 

"Te has ido de casa.

Qué cambiado estás..."

 

 

"¿Y por qué yo?

Porque le gusto, espero".

 

 

y no existen
excusas, no hay
cómo arreglarlo.

 

 

El cuarto es angosto

y alargado

con las ventanas

bien cerradas.

 

 

"Entonces, ¿yo te gusto?

Dímelo de nuevo".

 

 

Y aunque incierto persiste

fielmente en su camino.

Tropezando en lo oscuro

entre nieblas y humos,

sin saber nada

del hoy ni del mañana.

Es cosa de llamada,

de gritos y señales

que nos lancemos yendo

como hace un salvavidas.

 

 

"¿Y no te cansarás

de mí? Ni aun cuando..."

 

 

(No se abandona, no.

Está presente, siempre

y a ambos los incita

a la constante enunciación

de corroboraciones.)

 

 

En la pared la lámpara

es bien débil: las sombras

unas de otras

se separan.

 

 

"Abrázame. Así,

estréchame fuerte".

 

 

A eso que inestable

va pasando, precipita más

allá de la vertiente

y desenclava, rompe los márgenes

confunde y mezcla

en un único magma

indiferente,

a eso que de a poco

o por nada alcanza para sí

para un estado preciso

y un papel de persona

sin tiempo y sin espacio

sin historia

excepto por un paso

un breve vuelo,

se opone el compromiso

indeclinable y único

la certidumbre

de cosa no entendida

ni aprendida.

 

 

...sentir que perteneces
a alguien, y que ese
alguien te pertenece
para siempre, solo a ti.

 

 

Un deseo de duración

de resistencia, a toda

costa, de oposición

premeditada al vacío.

 

 

"Pero por qué, ahora

interesarse por mí...

¿Qué tengo? ¿Cuánto valgo?

¿No encontraría acaso

algo mejor en otro?"

 

 

Libros en el suelo,

y pilas de cuadernos

detrás de la cortina

contra la pared.

 

 

"Estaremos siempre juntos.

Y nos diremos todo".

 

 

Estado de cautiveria:

especie de cinturón

al que se tiende, más o menos,

al que se aspira por temor.

Que se impone, precisamente,

mientras se lo padece.

 

 

"Cara, si es en serio.

Si me va a querer siempre.

Cruz, si es sólo un juego

que va a terminar".

 

 

... una duda, a
traición,
te golpea.

 

 

"Pero sí, lo verás,

me va a dejar.

Es cuestión de tiempo,

cuando al fin se habrá

quitado las ganas".

 

 

La biblioteca

ocupa toda la habitación

y contra la ventana

forma una hornacina

medio escondida.

 

 

(Le resultan, a él,

mitología. Los estallidos

de un destino que,

continuamente piensa

atemorizado, podía

no tener eco.)

 

 

"¿Me tomas el pelo?

Y entonces, ¿cuánto?"

"Tanto, sí. Más aún.

Infinitamente. Hasta la muerte".

 

 

En el uso suyo corriente

se mide por horas.

Sin embargo, termina siempre

que se le da un valor

indefinido, de tesoro,

de espacio de años luz...

 

 

... todavía
me escondo
detrás del tabique
de luz, fruto
del sueño.

 

 

"Tú eres distinto,

único en el mundo".

 

 

Demandado

detenido, inaferrable

gozado, declamado

en esa forma suya de ser todo.

 

 

"Así no vale.

No te contesto".

"Pero si quisieras

elegir de veras..."

 

 

El viejo parquet

del piso

huele a lustrado

y crepita continuamente

en cada movimiento.

 

 

"Se oyen por allá...

Espera. Por favor, tengo miedo".

 

 

Juntos. Cuidadosamente

estando en el cuerpo, al tacto

despierto, al gusto

violado

por el ojo, por la mano.

Un sentido perdido

retomado,

en lenta caída

de peso, se deja

vez

a vez, se dobla

se devuelve a su vuelo.

En el fondo, en el lazo

recostados

desviados, confundidos

rendidos a la estrecha cintura.

 

 

Belleza, sí, lo sé,
sólo tú existes.

 

 

(Sin embargo, la borra.

Quisiera que no fuera

la cosa que más

lo atrae de ella.)

 

 

"¿Pero qué piensas tú,

realmente de mí?"

 

 

(Queda desconcertado

frente a la pretensión

de tener en sí presentes

sus pensamientos.

Teme no ser

correspondido en todo,

que ella descuide

la dedicación más absoluta.)

 

 

La estera de cabuya

está entre la silla

y las patas de la mesita,

hasta debajo de los tubos

del radiador.

 

 

"¿Qué te pasa?

¿No quieres? ¿Ya no más?"

 

 

Ocurre a menudo

por norma o por error

que todo ser vivo

en estado de acontecer

esté condicionado

en sus funciones

por las sensaciones

de dolor o de placer.

 

 

"Nada, te digo.

No es que me niegue".

"Pero no contestas...

Ves, te quedas mudo".

 

 

"Pero es increíble,

me siento aliviado

acabando de salir

acabando de dejarla".

 

 

(Lo acosa el ansia

de estar al lado

del cuerpo amado

pero luego que lo ha visto

y tocado más y más, a

despecho de sí mismo tiene

que reconocerse haíto

y ya con el pensamiento

se desliza

al momento de dejarlo

para estar otra vez

a punto de encontrarlo.)

 

 

"Es raro y sin embargo

es cierto el alivio

que siento, por un rato

después de que se ha ido".

 

 

...así, abierta
hinchada, amoratada
aunque ya no pierda
tanta sangre,
la llaga.

 

 

Humedad exuda

la pared:

toda áspera

de costras

que levantan

los cuadros.

 

 

"Vamos, pon tu mano

en la mía".

"Aquí está, prisionera

en el lazo que la apresa".

"Jura que nunca

por otra me dejarás".

 

 

 

 

El sitio de Constantinopla

 

Pensáis que pueda esconderos algo, o que mis discípulos... Pero no hay nada que yo no os diga, en verdad.
Confucio

He tenido malos maestros. Ha sido una buena escuela.
Arnfrid Astel

 

 

... la hórrida caverna, llena de oscuridad
de puntadas en los ojos,
de nuestra incertidumbre
sobre los enemigos.

 

 

Un horizonte abierto

que no tocas,

del cual te es ajena

la circunferencia y la distancia.

 

 

"Más allá de las tierras conocidas

creían que se encontraba

la sede del pueblo

bienaventurado...".

 

 

Lo han intentado ya,

con el vino, las peleas

y el amor.

Pero se consumen de inanición:

no abandonan

el límite de la habitación

no cruzan los umbrales,

por desidia por temor

o negligencia.

 

 

(... que consiga

expresar en palabras

el estado de espera

o de carencia,

que tenga un resalto

incluso en la ausencia

aquello de lo que se teme, a cada

instante, la inconsistencia.)

 

 

Tantos, moviéndose

pero cada uno por su cuenta

hasta la noche

en los mapas en las rutas...

apresurar el paso

hacia lo alto

en la meta, a quien llega

primero a la cima.

Pero desde la cima

hacia abajo

enturbia la vista

una sutil neblina.

 

 

De negro raído,

las manos algo lunares

aferradas a su bastón,

el anciano el santo

el pensador maestro

rodeado de la corte

de mudos mayordomos

de prelados que

le harán el contracanto.

 

 

(Aquí, se da cuenta,

no ha venido

tanto por la universidad.

Es otra idea, en el fondo,

del espacio y del tiempo,

una inversión

del pasado.

La curiosidad. Algo

que a lo mejor, en breve,

aunque por el momento

lo deje estupefacto,

se va a perder.)

 

 

El ingreso resulta un

largo encajonamiento.

La poca luz

le llega desde el patio.

Está cubierta, la pared,

de dibujos: cabezas

del Che y estrellas

de cinco puntas

y, repetido, con pintura

roja y negra:

al centro del poder.

 

 

"... de todos conocemos

la evolución.

Solamente el de Nausicaa

sigue incierto.

De ella sabemos, solamente,

que era virgen.

¿Mas durará? El amor o

el azar o la razón de estado...".

 

 

Mientras pronuncia

a voz en cuello

las estudiadas fórmulas

de su clase

y levanta el índice

y modula riéndose

desde el lado, presume,

de la razón.

 

 

(Miedo de lo que espera

pero no para sí solo,

para ella... que al fin

el choque con la realidad

no cambie o adultere

la unión entre los dos o que,

a lo mejor, le ofrezca de sí

una imagen inferior.

Y, más aún, celos

de que ella se exponga.

Callando, ambiguamente,

la intención

de escoger en su lugar.)

 

 

La escalera es amplia y oscura.

De amarillo ocre intenso

de manchas de humedad,

diversamente historiado:

el pueblo en ascenso,

basta de bibliografía,

obreros y estudiantes,

muerte a los avaros

mandarines de la burguesía.

 

 

La idea, retomada, de

dar un orden al mundo

de insistir, a la

búsqueda del secreto.

Que sea solamente

cuestión de paciencia.

Pero nos ahorras

una fatiga...

La pretensión

de pedir cuentas

a los libros, a la escritura.

 

 

Muros cargados de volúmenes

y polvo y ajustamientos

de la madera,

alrededor.

Voces y pasos, debajo

de la mesa

suspendidos,

rumor de páginas

y codos y botones.

Ruidos a lo lejos

detenidos

expulsados afuera

por barreras de papel.

Flujos, corrientes de energía

de un polo a otro

saltando de las páginas

a los cuerpos inclinados en los descansos.

Vertical

en equilibrio

pescando, de pliegos

elencos contabilidades

de un mundo concentrado

encerrado en una caja

exprimido, destilado.

Todo bloqueado

o en leve movimiento

de algas y peces

en el acuario,

hasta el golpe del libro

al caer de la silla

a causa del estornudo.

 

 

... no obstante el esfuerzo

que se hizo, a

cada paso, violando

las razones, desplazando

las posiciones más seguras,

no queda nada.

Está todo cancelado.

 

 

Amor que a todo

amante a amar obliga...

Pero no da la idea

no pertenece, no

funciona, si no

como ruido

como sonido puro

que no revela nada más

y da placer

al pronunciarlo en sí

al triturarlo

entre los labios.

Y... la memoria

cede, viene a faltar.

 

 

(Le sucede, ya le ha

sucedido, que se cree

o tan solo que espera

ser un escritor.

Es cuidadoso y rígido

en esta exploración:

se ausculta y, mientras

espera, teme. Sí,

tiene miedo del diagnóstico.)

 

 

"... que sea un error, entonces,

y se equivoque al considerarla

la única expresión".

 

 

Es un certificarse

aquí, como en cualquier

otro lugar, por encima

de los detalles.

 

 

La sala es estrecha

y tiembla cada vez

que tiran la puerta.

Es un corredor

dividido en cuartos,

con las ventanas

hasta el piso.

 

 

"... de estos

jeques de reinos menores

con sus harenes

escribas y pretorianos".

 

 

... asediada al fin

por todas partes,

reducida a pocas millas.

Fue atropellada

desde mar y desde tierra

por hordas innumerables

por una flotilla...

 

 

No era el corredor,

el cuello de botella

de las Termópilas.

 

 

Manos que estrechan

una garganta lívida

en vano palpitante.

En los ojos, por un lado,

torres y cúpulas doradas

más allá de los muros.

Por otro...

 

 

Nada de recuerdos,

no, sin palabras

frente al miedo.

 

 

La caída. El sitio

de Constantinopla.

 

 

La idea, por momentos,

de que importe lo que ya

ha sido, el resto

de los tiempos, el orden

más aparente que...

el resultado:

rendirse ante las cosas

como son, a su

inerte movimiento, para

sostener o, al menos,

tapar el vacío.

 

 

"Encima de la luna

está el reino de lo divino

y abajo el que es

humano y demoníaco.

Del éter a la tierra

el cuerpo se hace

cada vez más pesado".

 

 

(No cree, en el fondo,

en un corte neto.

La negación le resulta

mientras que sepa elegir.

Pero los límites pedidos,

las vendas en los ojos

y en la memoria...

No puede interesarle

la acción que pretende

iluminar el mundo

y finge y calla por una

supuesta verdad,

por la fe.)

 

 

El largo corredor

no recibe luz.

Hay lámparas de neón y bancos

a lo largo de las paredes

y radiadores bajos.

Carteles pintados

por todas partes,

entre los que resalta:

no gregarios sino

sujetos de la historia.

 

 

"Ocupaciones principales,

a lo mejor no habéis

nunca pensado, de todas

las órdenes sacerdotales

venían, sí, todos los días

a preparar el almuerzo

para los dioses

y luego comerlo".

 

 

Reducir adelgazarlo

en progresivo afinamiento

y luego dejarlo irse

a fondo, bancarrota

y que así sea. Pero...

no es tal vez ésta

la vía, tampoco.

 

 

(Teme que, quedándose

en posición de defensa

frente a tantas cosas,

no se consiga decirlas

tal como son

y que se pueda hacerlo

solamente dejando, tras de sí

y tras ellos, el campo abierto.)

 

 

 

Excelentes productos

 

"... sí, las máximas sublimes promueven para la vida".
el Ministro de Instrucción Pública

No somos nosotros que logramos cambiar las cosas según nuestros deseos, paulatinamente es nuestro deseo lo que cambia.
Marcel Proust

 

 

"¡Cuidado! Camina,

no pierdas tiempo.

¿Los hiciste los deberes?

¿Terminaste de estudiar?".

"Y bueno...".

"No andes dando vueltas.

No te hagas la tonta".

"Ufa".

"No te portes mal".

 

 

"Sí, parece un fantasma

a estas horas".

"El casco de una nave".

 

 

Luz en el espejo y mango. Pero

en el opaco fondo del armario,

abarrotado y en sí arrebujado

inanimado, amontonarse en pliegues

de cándida ropa lavada,

en cintas rollos serpentines

sobre la seca madera contrapeada

maloliente en astillas rechinantes,

como ataviado de fiesta

y preservado intacto en el trayecto

inmóvil envuelto en celofán

contraído,

despojo sustrato palafito

de fórmulas y de figuras vanas

de modos replicantes de competiciones,

envoltura vacía

globo arrugado desinflado

revoque despegado capa

sin escorias deshuesada,

de sí lleno y contento, que...

pero vuela en el viento

hincha resopla se retuerce

monstruo grifo cometa

paño quilla de fantasma,

leche pálida perlácea

blanco luz,

de cera blando cuerpo

cogido dejado.

 

 

"... el empeño, al confiarle

la nueva gente, la admonición,

la exhortación del poeta:

temple de los jóvenes intrépidos

el confidente ingenio".

 

 

La tienda está seca

por el polvo,

de los vidrios sucios

la luz pasa a las paredes

llenas de grietas.

 

 

"A veces me pregunto

qué es lo que hacemos".

"Parece que escapara

lo que creías encontrar".

 

 

(... sed lex. La disciplina

es pues indispensable.

Si los soldados no obedecieran

al general en la campaña,

la derrota en el caos

sería inevitable.)

 

 

Amarillentas cuelgan

las lámparas del techo

y los bancos cojean

con los asientos marcados.

 

 

"... el sentido está en coger

despegar, arrancar.

Se dice de flores y de frutas,

de abejas que chupan el polen.

De quien goza de la vida

pero también de quien está agotado.

Transcribir, al margen, las voces:

carpo carpsi carptum carpere".

 

 

"Te dan ganas de estar

en otro sitio, entre tanto".

"... que todo corra y pase,

para ti, rápidamente".

 

 

Telas de araña cubren

las polvorientas rejillas

de enormes termosifones

herrumbrosos.

 

 

"Hablar de algo

que siempre se ha dicho".

"De libros, que luego

nadie ha leído".

 

 

"... no, que no alcanza.

No hay que ser perezosas.

Tema: Haciendo oportuna

referencia...".

 

 

... están todos de acuerdo

que el mundo ha cambiado

y que estudiar se ha vuelto

el problema número uno

para la juventud.

 

 

Hoy con las máquinas

y el progreso de la ciencia,

el ignorante está perdido

en la moderna civilización.

 

 

... de nosotros

cuando seamos grandes

qué será

qué no será de nosotros.

El tiempo apremia cada vez más.

 

 

... para encontrarnos un día

cómodamente, espero,

en el mundo en que viviremos.

 

 

"Lo he visto, sabes, ayer

saliendo de la escuela".

"Salúdelo, deténgalo,

dígale una palabra".

 

 

En el suelo, bultos oscuros

de lana y de pelo

levitan a cada paso

a lo largo de las paredes.

 

 

"Razonar con ellos

no me es posible".

"Cada quien se guarda

sus propios pensamientos".

 

 

La pizarra está volteada

contra la pared.

El negro de la lámina

perdió su nitidez

y el polvo de la tiza

se acumula en los bordes.

 

 

Polvere pulvis polvere,

nimbo de polvo.

Polvo en donde trazar

el signo lábil.

In solem et pulverem

producere doctrinam.

Polvo y sombra.

Punzar pulverizar sacudir

del cono de luz en fermento

al mezclarse en torno

de la apertura de la puerta.

Molestia y peso abandonados

al soplo caliente del aire.

En polvo ese grano

que fuera el principio.

En polvo ese grano

que obstruye el mecanismo.

 

 

"Parece raro, entiendo

cómo es, y un cierto tedio

domina la lectura. Pero

es cuestión de tiempo únicamente,

sí, doy mi palabra...".

 

 

En la sombra del aula

detrás de las otras, en el fondo,

se peina y ríe.

 

 

"Creía que a mí sola

me pasaban ciertas cosas".

"Hasta que un día otra

te lo dice".

 

 

"¡Qué tiene que ver! El punto,

afronta la cuestión

y de los datos que recuerdas

traza el cuadro exacto

de la situación".

 

 

(...factor decisivo

para la formación, siempre,

del carácter moral.

Que el joven discípulo

reflexione y que no se exima,

en el proceso educativo,

de la contribución

que es esencial.)

 

 

"Quédate en casa. Es mejor.

¿Dónde es que quieres ir?".

"Adonde se me da la gana".

"Que no tengas que arrepentirte,

aquí tienes quien te quiere".

"Y eso, ¿qué tiene que ver?"

Afuera, el mundo es malvado,

qué puedes saber tú...".

"Quiero verlo con mis ojos".

"Aquí nada te falta".

 

 

"No encuentro semejanzas

con lo de los autores".

"Tal vez es gente rara,

muy lejos de lo nuestro".

 

 

Algo escriben de prisa

en el cuaderno, y ríen,

y luego lo releen.

 

 

"... toda intención, la voluntad,

en la inminencia de un acontecer.

Incluso destinación, necesidad.

¿Comprendéis? At tamen fiet

quod futurum est".

 

 

Apoya el mentón

sobre su hombro y ríe.

La sombra es más densa

durante la clase.

 

 

Desde el paño y la sombra

imperceptible avanza,

sostén y espectro

indicio leve aparición,

la larva lechosa

de aquello que será.

En la sombra quedarse

como suspendido

a divisar la luz.

Sacudirse rehacerse

en el estado lento del contacto.

Dulce licor eléctrico

savia disuelta.

Anuda y desanuda en sí

empuja y afianza

el oscuro deseo,

sentido de un evento

que no ocurre jamás.

 

 

"... la regla? Veámosla

aplicada y, entonces sí, habréis

fijado a fondo la lección".

 

 

"Por cómo me mira sé

lo que quiere de mí".

"Me alcanzaría con que una vez

dijera que no está seguro".

 

 

Se trenza el cabello

y bajando la mirada

a intervalos deja caer

la estilográfica en el banco.

 

 

Padre potente

albedrío precepto

señor que toma

que maneja los hilos

que mueve y que sostiene

dominio y licencia.

Padre que está ausente

sol lejano

oficio ignoto

enigma que acosa

distinto y extranjero

límite término fin.

Padre resplandeciente

pensado soñado

llevado de la mano

guerrero regresado

poco dispuesto a quedarse

a jugar a hablar alguna vez

papito papá.

 

 

"Es aquí, estudiando

aprendiendo las reglas del juego,

como lograréis saber

y consolidaros en la vida".

 

 

"No saben qué decir,

unas pocas palabras".

"Repiten aún las frases

que siempre escuché".

 

 

"No pienses más. Te sientes

mal: cansada, agotada".

"No, estoy bien... Es

asunto mío. No te entrometas".

"Todas manías. Ya verás cómo

con una cura te pasará".

 

 

La madre sonríe

entre juegos de palabras,

en el sol que de tarde

se estanca en el polvo

de los bancos.

 

 

"Ella es toda para la escuela

esa niña".

"Está bien, para una mujer,

tener ciertas nociones".

"Para mí, antes que nada,

vale la disciplina".

 

 

En el aula profunda,

entre el grupo incierto de figuras,

mira a su alrededor

con aire de complicidad.

 

 

"Son chicos y quieren

certidumbres para el futuro".

"Ya verá usted también

si tiene hijos un día".

"... no quisiera decirlo, pero

está de lo más bien

con ella, se lo aseguro".

 

 

"Es una niña todavía.

Con todo lo que se ve

hoy en el mundo".

"Le digo siempre

que no se exponga".

"Que no se meta

en ciertas cosas".

 

 

Pocas palabras de prisa

y una risa seca,

mientras la luz se ahoga sucumbe

tragada por el techo.

 

 

"Es un problema,

sí, de sensatez.

Hágame caso:

lo que cuenta,

permítame que se lo diga,

es la experiencia".

 

 

Madre matriz

cascarón del que se libra

la entraña

vulva oscura caverna

anacarada concha

forro vaina.

Madre madrastra

nudo alambre

maroma cuerda

cabo de cable

amarra caña hilo de cobre.

Madre madrina

palo que tiene la base

de la serie puntal

varita conductora

remo barra timón.

Aspar con el hilo

tender quebrar

desenredar el envoltorio.

 

 

"¿De qué sirve?

Es un ejercicio práctico

sumamente natural.

También el solfeo

es aburrido repetitivo,

pero si quieres

aprender a tocar..."

 

 

Se abre la puerta

y entra un bedel

con la circular.

 

 

(... no sólo garantía

de paz para Europa,

sello de eterna conexión

de vidas y destinos,

en una historia sola

y una misma cultura.

El sueño de Mazzini...)

 

 

"Le gustaría, a veces,

que yo repitiera sus palabras".

"Busca la familiaridad,

para controlarme".

 

 

"Me da asco... sin

hambre. No, no me gusta".

"Come, que te aprovecha.

¿Qué habéis hecho en la escuela?".

"Cuándo... ¿Esta mañana?

Nada, ufa. Tonterías".

"Cómo nada. Y pórtate bien.

Resopla, sí, pobrecita".

"Como siempre, todo lo mismo.

No me gusta, no quiero".

"Traga, sentada derecha.

¿Lo haces adrede? Ven más cerca".

 

 

"¿Qué condiciones, pues?

Cómo, cuándo, por qué...

No puedes ignorar el modo

y no saber las razones".

 

 

La clase está oscura:

de los globos opacos

las luces bajan sólo

hasta la mitad.

 

 

"... a lo mejor

incluso más hermoso.

Buscad, para entender,

la fórmula exacta de decir".

 

 

Abre el cuaderno.

Mira la compañera

y lee sin respirar.

 

 

"La vida es una pelota:

la hundes y vuelve a flotar".

 

 

"La vida es vagabunda

y anda sin intención".

 

 

"La vida es agua sucia.

Es todo y no es nada".

 

 

Vida viviente estado

patente latente

acción función

diafragma de la nada

desde la nada

músculo diástole.

Vida vagando estado

incitando inhibiendo

acción razón

nexo cadena

músculo sístole.

Vida fluyente estado

estancado corriente

acción escisión

parte mezcla meznada

combinación.

 

 

"Sabe, el programa...

Hay un plan superior.

Nada nace de nada".

 

 

"Hasta la vista, pues".

"Buenos días, profesor".

 

 

La hilera de los percheros

rotos, a lo largo

del corredor. Papeles

y colillas, en el suelo.

 

 

"Lo habrás notado,

tú también, que es raro".

"De a poco, te vas sintiendo

así, en parte, distinta".

 

 

Crecida que lleva

que dobla desarma

de orilla a orilla

que baja que salta.

Onda que envuelve

descarga y extiende

que vierte que funde

que crece

disipa recoge

reúne.

Flotando fluctuando.

 

 

"Es un mar grande

que se navega cada día".

"Hasta que encuentres

algo de tierra firme".

 

 

"Vamos, apurémonos

que es tarde".

"¡Es tarde, un cuerno!

Con lo que nos espera...".

"Quién sabe que no falte

alguno esta mañana".

 

 

 

 

 

Fuera del cuerpo

 

Hay en el hombre una tendencia natural a alejarse del cuerpo y a reprimir en sí mismo sus funciones.
Jonathan Swift

Tiene nuestro cuerpo ese defecto, que cuanto más se le prodigan curas y comodidades, tanto más descubre necesidades y urgencias
Teresa de Lisieux

 

 

"De modo que todo

sería un gran error".

"No sé si es casual

o un plano superior. Pero,

claro, en el defecto y

en el dolor".

 

 

Lo desconocido retrocede

un paso y avanza

al infinito.

 

 

"O por lo menos la impresión

de un olvido... No sé,

de ahogarse".

"Que se caiga hasta el fondo

perdido el horizonte,

y desaparezca".

 

 

Parece que no existe

en el mundo una historia

que faltan contornos

definidos, que todo

sucede, desde cierto punto

de vista, por inercia

o por presión de un vacío

que adquiere espacio y movimiento

en la prosecución de los días

hasta que se colma.

 

 

"Ten cuidado, claro,

adonde vas. Sigue la pista

sin ceder ni confundirte,

Y no vale que te equivoques

menos aún con lo conocido.

Porque el misterio

real está por cierto

en lo que se ve".

 

 

... y no se pierde

mas tampoco se conquista.

 

 

Es vacío es nada

el chapuzón no termina

sombra de sombra

mantiene

el cuerpo no sube

voz desde el agua

empuja

de sí a cada uno

estrecha

la parte que se asoma

y disimula el resto sumergido

cose los lados

a los bordes de la apertura

inventa la forma

que llega y no regresa

dentro sangre y fango

en ser deshecho

y arriba desde el fondo

solo de cabeza

allá en lo más profundo

inter

urinas et feces

bajo una luz cansada

por gasas e instrumentos

afuera a flote

nascimur.

 

 

En el ámbito

de la teoría,

identidad (¿la mía?)

resultado

casi de registro civil.

 

 

Vida: estado de

confusa situación,

intento de relación

entre un hoy

en vano organizado

y lo que ayer se tejió

ineludible trazado.

Escarnio de gestos

e intenciones,

convenio de palabras

vivido y no aceptado.

 

 

(No se reconoce

ni joven ni viejo,

no sabe si es hermoso

o feo. Se

considera un estorbo

o bien desaparece

casi del todo).

 

 

Controles, demoras,

esperas sin fin

antes de dar

por fin el salto.

 

 

...así la vida en la caída

rápida, encima

de esa ola...

 

 

"Hasta saber

que luego, allá,

no hay más orilla".

 

 

Es el borrarse

progresivo de lo

querido o conocido,

las cuentas que ya

no están cuadrando. El

margen cada vez más

delgado, a medida

que se abren hendijas

y vacíos en las filas.

 

 

"Por otra parte, es

natural la insatisfacción

que te acomete".

 

 

... por lo que

has pensado

o en el recuerdo

de lo que ha pasado.

 

 

(Es que no ama

el paisaje natural

sino mirado

desde afuera

del escenario,

desde un adecuado observatorio

por poco que se pueda

presidiado.)

 

 

"Como si debiera

mejorarla".

"Porque, en efecto,

es siempre defraudante".

 

 

Como señal de fuga

o de ausencia, de lo

podrido o de lo oscuro,

del reino perdido

recién reconquistado,

del cerdo que se hincha

y es degollado, del

montón de nieve

que se deshace en nada.

 

 

(Obsesión de lo sucio,

resbaloso, oscuro.

Las arañas, lo terrorizan

solo con verlas,

los insectos.

La idea de un contacto

le corta el respiro,

es como si golpeara

contra un muro.)

 

 

"Le pasa a mucha gente.

Con la ilusión, sí,

o la esperanza

de una solución".

 

 

A veces se pueden

encontrar esos pasajes:

túnel, corredor

entre adentro y afuera,

entre lleno y vacío.

Pozo, cono de volcán,

precipicio. Desfiladero,

así parece, de frontera.

 

 

...la mirada fija

en lo desconocido, el tono

descuidado, el impulso

incontrolado de unos

labios rojísimos

en la cara de cera.

 

 

Un soplo que alienta

en cada cosa,

un condensado de

vahos y sustancias

en descomposición,

un hálito de muerte

que se deposita

en lenta húmeda

fermentación.

 

 

"Mire, será

como usted dice.

¡Pero qué aburrimiento!"

 

 

(... no obstante el ambiente

haya hecho que prefiera

la discreción y le

haya impuesto ese poco

de buen gusto,

vicios burgueses.)

 

 

Lo más fastidioso

es que ocurra incluso

cuando no estamos,

y en tanto metidos

adentro de otra historia,

ni nos percatamos.

 

 

(Lo sabe, que le gusta

- tal vez por su modo de ser

tan cerebral -

que ella se tenga los zapatos

al menos uno, ése

de taco alto

que lleva consigo:

tocarlo, por lo pronto,

sentir que lo pisotea.)

 

 

Es un raro sentido...

"Vamos, rasguña

con las zarpas!"

de apresamiento y poder,

para tenerla en sus manos.

El estado de placer

es estar quietos

siguiendo con los ojos

a alguien que se mueve

a lo lejos.

 

 

Con el gusto, sí,

con el tacto y con la

vista, con toda la

cabeza, manos, labios

y piel... en fin,

con el cuerpo pero

afuera de su

cuerpo.

 

 

(Unidos, aún

y siempre, en la escena

que se hace realidad.

Está donde el médico,

con él traiciona

a su marido.

Es la camarera

con la que se entiende

cuando sale

la señora.

Propenso él y

lista ella, los dos

recitando la comedia.)

 

 

Es la parte dicha

y al decirla violada,

la que cuenta.

Es lo consagrado

lo que por instinto se vuelve

objeto de blasfemia.

 

 

...tigre, ella, muerde

y araña. La lengua

ya se desliza.

 

 

Te quiero mía,

fiel a mí y totalmente

dependiente.

Disponer de tu vida

toda,

sin medida.

Aunque sea contra

la razón, aunque

lo sienta como

traición, por miedo,

y una violencia.

Será lo que será.

 

 

Será la molestia

de alguna interferencia,

efecto del amor

que no puede tomarse

todo, pero que

impide la renuncia.

Necesidad de presidir

un flanco, con la

consecuencia de

resistir sin estar

enteramente dispuestos

a la adhesión. Y luego

el peso escéptico

frente a la evidencia

que te asalta, de que

de todos modos todo

está siempre destinado

a acabar mal.

 

 

"¿Se puede lograr

escribirla, sí,

encontrarla... la verdad

presumible de las cosas?"

 

 

El caballero blanco

alto, irrepetible

singular.

 

 

Ocurre sin planes

por una suma

incalculable

de fuerzas en el campo,

la sorpresa, la ocasión

de otro itinerario,

bajando desde espacios

más lejanos,

la intersección

en ese mismo punto.

Pero siempre sin

tiempo ni modo

ni siquiera de

establecer conversación.

 

 

(Es un lugar éste

en el que ya ha estado

y en el que estará

quién sabe cuántas veces.

Si no estuviera ella,

sería otra

a hacerle eco.

Está aquí la solución

más bien imprevista

cínica y cruel,

en la admisión de que

la escena pueda

cambiar de actores

y que se digan

con la misma convicción

las mismas cosas

a más de una persona.)

 

 

"Parecía de tal modo que,

no sé, para siempre...

decisiva".

"En una eterna,

hubieras dicho,

conexión".

 

 

Moviéndose, se sabe,

se invierte la perspectiva.

Y estando quietos

no se podía entender

que era una cuestión

solamente relativa. Es

el movimiento, sí, que

pone en relación

con las cosas y...

actualiza lo distante

y vuelve vacante

lo cercano.

 

 

(Sucede de pronto,

dentro del túnel

en el aire muerto

que arde en la garganta.

Cada vez

que acaba de pasar...

Sin embargo, no, no vale.

Ni que recuerdes,

ni que te anticipes.

Golpea en el muro

y allí se da cuenta,

dentro del recorrido

mismo y ciego

- espejo de sí

de un despojo suyo -,

de lo que ha sido

de cómo, en el fondo

y contra sus deseos,

él ha cambiado.)

 

 

Así, espontáneamente,

cada uno pretende

ocupar el lugar

que no tiene. La parte

que le ha sido dada se diluye

frente a la otra

imaginada.

 

 

...la carga suave.

Cae, no obstante, la pluma,

como plomo en el abismo.

 

 

De pronto, la idea

de un vacío, sin movimiento,

de la nada, de la ausencia

de un signo o de una huella,

congela la sangre y

hace temblar manos y voz.

En el punto extremo y

ya no más lejano:

en las bocas del río,

a un paso, a un palmo

de la frontera, quién está

o qué cosa... que me salve

del salto, de la condena.

 

 

"Así, desde lo alto

me rebajé a un acuerdo".

"Con la ilusión del

perfecto compromiso".

 

 

No obstante, y entre tanto,

rendidos a la evidencia

de ir navegando

a la deriva.



 
 

  Paolo Ruffilli Mail: ruffillipoetry@gmail.com